por Judith Mora
LONDRES, Inglaterra.- El Gobierno del primer ministro británico, Boris Johnson, ve “esencialmente imposible” llegar a un acuerdo con Bruselas para que el Reino Unido salga de la Unión Europea de forma ordenada en la fecha prevista del 31 de octubre, según ha indicado una fuente gubernamental.
El líder conservador aseguró además que el país “está bien preparado” para dejar el bloque sin pacto a finales de mes, lo que supondría introducir sus propios aranceles comerciales al amparo de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
La fuente dijo a algunos medios británicos que, tras mantener una conversación telefónica con la canciller alemana, Angela Merkel, en la que esta presuntamente cuestionó la última propuesta de Londres, el Ejecutivo de Johnson ve ahora un acuerdo dentro de plazo “esencialmente imposible”.
Según el confidente, en esa charla Merkel consideró “altamente improbable” alcanzar un consenso en base al plan británico para sustituir la salvaguarda irlandesa, principal escollo para la aprobación de un tratado.
Fuentes del Gobierno alemán han rechazado hacer comentarios sobre el asunto.
La conversación entre Merkel y Johnson se produjo después de que la revista “The Spectator”, que solía dirigir el mandatario conservador, publicara declaraciones también de una fuente gubernamental anónima sobre el “brexit”.
Esta fuente, posiblemente el polémico asesor de Johnson Dominic Cummings, sostuvo que las negociaciones con Bruselas “seguramente acabarán esta semana” y que “si el acuerdo muere en los próximos días, no será resucitado”.
Además, advirtió de que el Reino Unido marginará a aquellos países comunitarios que, dado el caso, apoyaran una prórroga de las negociaciones, y favorecerá a quienes la veten.
La exministra conservadora Amber Rudd, hoy independiente, dijo a la BBC que “todo indica” que la fuente es Cummings, artífice de la controvertida campaña por la salida de la UE en el referéndum de 2016 y conocido por sus tácticas agresivas.
Tras estas filtraciones, Johnson fue acusado por Bruselas y por la oposición británica de tratar de culpar a los demás por la ausencia de un acuerdo que regule la salida de este país del bloque.
El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, criticó la gestión del líder conservador, a quien preguntó qué rumbo desea tomar en las negociaciones, puesto que también rechaza prorrogarlas a fin de buscar terreno común.
“Lo que está en juego no es ganar un estúpido juego de echar la culpa. En juego está el futuro de Europa y del Reino Unido así como la seguridad e intereses de nuestra gente. No quieres un acuerdo, no quieres una prórroga, no quieres revocarlo, ‘¿quo vadis?”, dijo Tusk en Twitter.
Los reproches del Ejecutivo conservador a la UE, a la que acusa de no hacer concesiones para facilitar un tratado, fueron mal recibidos también en el Parlamento de Westminster, que hoy quedará suspendido hasta el 14 de octubre, cuando se inaugurará el nuevo periodo de sesiones.
El portavoz laborista del “brexit”, Keir Starmer, criticó el “temerario juego de culpas” que en su opinión impulsa el primer ministro, del que dijo que “siempre ha querido una retirada del bloque no pactada” en la fecha tope del 31 de octubre.
“Las fuentes del número 10 (de Downing Street, sede del Gobierno) empiezan a culpar a otras personas. Es culpa del Parlamento, de la oposición, es la ley Benn (que obliga a pedir la prórroga), es Alemania, es Irlanda”, enumeró.
“Define totalmente el carácter de este primer ministro, que nunca se responsabiliza de sus actos”, añadió Starmer, que aventuró que el líder “tory” “desea que fracasen las negociaciones”.
Johnson esperaba signos positivos de los Veintisiete después de presentar la semana pasada una fórmula para sustituir la salvaguarda destinada a evitar una frontera física en la isla de Irlanda en caso de que no hubiera un pacto comercial bilateral tras el periodo de transición posterior al “brexit”.
Sin embargo, Bruselas consideró inadecuado ese plan, que contempla mantener a Irlanda del Norte parcialmente alineada con las normas de Irlanda y el mercado único pero -y esto es clave- fuera de la unión aduanera comunitaria, lo que obligaría a establecer controles.
Otro punto conflictivo del planteamiento de Johnson es que otorga a la Asamblea norirlandesa, suspendida desde 2017 por discrepancias entre los partidos, poder de veto sobre el régimen que se aplica a la provincia británica.
Si no hay acuerdo con la UE tras el Consejo Europeo de los días 17 y 18 de octubre, el primer ministro está obligado por “la ley Benn” a demandar una prórroga hasta enero, lo que este ha dicho que no hará (sin precisar cómo eludiría la legislación).
Así las cosas, el Reino Unido se prepara para celebrar tarde o temprano unas elecciones generales.
EFE